jueves, 12 de marzo de 2015

Escrito de preso y de su abogado

El abogado del preso independentista Carlos Calvo hace público un comunicado, que de modo resumido ofrecemos:

En el mes de diciembre pasado hice público un comunicado que no fue consensuado con Carlos Calvo por razones obvias dado que había que desmentir inminentemente la relación que indirectamente ese canal establecía entre Carlos Calvo y la autodenominada Resistencia Galega (Rega) y sin embargo no había tiempo suficiente como para ir a visitar a Carlos en Topas. Ese texto nos provocó a mi y a la familia de Carlos un desasosiego e inquietud que nos hizo exceder en el objetivo inicialmente marcado para el comunicado.

He actuado en este tema no como militante sino como abogado de Carlos intentado rehuir en todo momento un discurso ambivalente sobre la acusación ejercida contra él, para mí esto era importante. Porqué él me lo pidió y porqué además Carlos nunca tuvo que ver con Rega. También me pidió que le defendiera dignamente, como dice él, sin ser víctima ni tampoco héroe. 

Pero no despistemos, Carlos es quien tiene la palabra y  por ello ha escrito una carta desde Estremera que transcribo a continuación:

ALGUNAS ACLARACIONES NECESARIAS

La estrategia de la construcción jurídico-policial de una “organización terrorista” gallega, esto es: del comodín legal que permite al Estado punir gravemente cualquier desobediencia (é aquí figuras como la de “pertenencia”, “colaboración” o “enaltecimiento”), recuerda mucho a la implementada en Italia en la década de los 90. En esa altura, la policía italiana comenzó a detener a varias personas vinculadas al anarquismo, para después conseguir un “arrepentido” que a modo de llave de bóveda sustentase el relato policial, reconoció  la existencia de una organización que coincidía exactamente con lo exigido por la ley para tipificarla como “terrorista” y multiplicar las penas.

Con todo, no se puede continuar a repetir esta denuncia como si en el caso gallego no hubiese una diferencia substancial: entre el poder y alguna instancia del independentismo se está produciendo una paradoxal coincidencia en la construcción de este relato, al elevar una serie de sabotajes contra mercancía y propiedades privadas –nunca contra personas- al nivel de “terrorismo”/”lucha armada”. La lógica política del reconocimiento, advertía Deleuze, puede acabar llevando mismo a que haya quien quiera ser juzgado, aunque solo sea para ser declarado culpable.

Me causó perplejidad leer en la prensa, después de la primera sentencia de la Audiencia Nacional española sentando la existencia de una “organización terrorista” en Galicia, un comunicado que poco menos que daba por buena tal versión. Más recientemente, apareció una web que se reclama “voz de la resistência gallega” y que incluía sin autorización mi fotografía. Lógicamente solicité su retirada, lo que, desafortunadamente, derivó en un comunicado que incluía opiniones políticas que no eran las mías. En este contexto, tengo que hacer las siguientes aclaraciones:

1. Soy independentista, pero nunca milité en ningún partido ni, evidentemente, en ninguna “organización terrorista”. Formé parte de varios proyectos de los movimientos sociales, sobretodo de los medios de comunicación, con los cuales continuo colaborando. Desde que me encarcelaron, los únicos posicionamientos políticos que realicé fueron, única y exclusivamente, los que firmé personalmente.

2. Hasta finales del 2012 fui asistido judicialmente por un abogado de Ceivar. También Esculca tuviera la atención de presentar un recurso contra la detención incomunicada. Por falta de confianza rompí con ese abogado, pasando a ser defendido por Benet Salellas. Lo que esperaba que pudiese ser una transición amigable y cooperativa, pronto se convirtió, para Benet y para mi, en una carrera de obstáculos y difamaciones, cuyo coralario fue lo que pasó en el juicio de mayo de 2014. Es verdad que Ceivar me ofreciera ayuda económica para los gastos en el día a día en prisión, pero la rechacé por ser incoherente con los problemas que ya estábamos teniendo en el plano judicial.

En quanto a la plataforma Que Voltem para a Casa, agradezco sinceramente la actividad solidaria de las personas en concentraciones, protestas y marchas, al  mismo tiempo que lamento que nunca tuviésemos comunicación.

3. Después de mi detención fui trasladado a Madrid esposado, con un saco en la cabeza y rodeado de policías que me amenazaban con detener a mi compañera si no me mostraba más “dialogante”. Al mismo tiempo, había quien le decía a ella algo así como que “la novia del preso” no tiene nada que opinar sobre las acciones anti-represivas. No es un ejemplo puntual, sino el contexto en el que fue sucediendo todo hasta hoy, la muestra de que Estado y vanguardismo comparten muchas lógicas, como la patriarcal.

4. Ni “héroe” ni “víctima”. Intento pasar la cárcel por un camino digno y estrecho, dejando a ambos lados las pendientes escurridizas de estos dos papeles simétricos, que tienen en común el silencio de los objetos. Entre la privatización despolitizadora del encierro, o su gestión vertical que no me da ni voz ni voto, me niego a escoger. (Rechazar el papel de “víctima”, por si hubiese dudas, no significa aceptar esta situación esencialmente injusta, o dejar de denunciar, por ejemplo, que en el próximo juicio me tendré que enfrentar con un descarado montaje policial). Pero para poder seguir por este carrero hace falta más comunidad, más tribu, que lo amplíe y vuelva más transitable.

En  mi opinión, la “Rede de apoio De Volta para Loureda” supuso una corriente de aire fresco que desbordó los límites de las prácticas anti-represivas clásicas –tan centradas en la gestión de la representación-, demostrando que hay mucha  más solidaridad con las presas independentistas más allá de los que esos límites dejan ver. Lamentablemente, la iniciativa parece que fue más atacada de lo que imitada, replicada y colectivizada.

Escribo esto en un módulo de aislamiento, en una arquitectura caníbal, que ella sola ya mató a más personas que cualquier “organización terrorista” gallega. La única postura aceptable “de mínimos”, “de derecho”, es la defensa incondicional de todos los derechos de todas las personas presas.

Por último, quiero recordar que llevo más de dos años en régimen de aislamiento, dispersado por hasta seis prisiones a cientos de quilómetros de Galicia, y con la prohibición de participar incluso en las actividades culturales y deportivas programadas para presos de primer grado. Además, hasta en dos ocasiones pretendió la policía entrar a chantajearme en la prisión. Pero jamás me sentí solo ni lejos de la Tierra gracias a vosotros. Recibid todo mi gratitud.

Carlos Calvo Varela. Estremera, 30 de enero de 2015.

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